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Sesgo de supervivencia o de confirmación

Durante la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo de reducir el número de aviones derribados por el enemigo, los aliados estudiaron dónde habían sufrido más daños los aviones que regresaban. De esta manera podrían reforzar esas partes.

Los puntos rojos marcan los mayores daños por lo que concluyeron que debían reforzar las puntas de las alas, los timones y el centro del avión, porque allí habían tenido más cantidad de impactos.

Pero fue Abraham Wald, un estadístico que trabajaba para Defensa, quien propuso algo distinto: reforzar las áreas donde no había impactos.

¿Por qué?

Wald explicó que lo que no se había considerado en el estudio es que se había hecho solo sobre los aviones que habían regresado a la base. Los que habían sobrevivido.

Pero… ¿y aquellos que no habían regresado? Supuso que la distribución de los impactos había sido más o menos homogénea en todos los aviones, por lo que aquellos impactos que no se veían en los que habían regresado eran justamente aquellos puntos que habían hecho que los aviones fueran derribados.

El estudio entonces tenía un sesgo (visión o interpretación parcial). Se lo llamó Sesgo De Supervivencia.

Nuestro cerebro tiende siempre a confirmar nuestras hipótesis. Realizamos una recogida selectiva de información que va a confirmar nuestras hipótesis.

Intentamos confirmar lo que sabemos ya que con lo que sabemos nos sentimos cómodos y damos respuestas a todo lo que sucede a nuestro alrededor además de “saber” que tenemos razón.

Cuanto más sesgos de supervivencia tengamos, más grande es nuestro Ego. Estas personas pueden llegar a estar frustradas de forma continua y son fáciles de identificar ya que el eslogan “O conmigo o contra mí” les puede definir perfectamente. Protegemos nuestros sesgos ya que, si se ponen en duda, nuestra estructura mental no podría sobrevivir tal como la hemos concebido.

Los sesgos son innatos en las personas y ayudan a tener una vida mas cómoda, fácil y soportable reduciendo el estrés de tener que decidir entre varias opciones parecidas o recabar información fiable sobre algo. La verdad me gusta definirla como la percepción de la realidad que tiene cada uno. Por lo que la verdad se forma teniendo en cuenta los sesgos de cada uno.

Por tal motivo, antes de tomar decisiones, es bueno intentar valorar sin sesgos y lo más objetivamente posible la opción contraria a la nuestra para aprender, mejorar y no crearnos cada vez más sesgos de supervivencia y echar siempre la culpa de todo a los demás.

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